Programación para la Semana Santa del 2020 en la Ciudad de Dios de Villa de Leiva

 

Arrepentíos y convertíos de vuestros delitos y no caeréis en pecado.  Quitaos de encima los delitos que habéis perpetrado y estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo; y así no moriréis, casa de Israel.  Pues yo no me complazco en la muerte de nadie _oráculo del Señor_.  ¡Arrepentíos y viviréis!”  (Ez 18.30b-32)

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Sobre la tentación

“Es propio de la tentación adoptar una apariencia moral: no nos invita directamente a hacer el mal, eso sería muy burdo.  Finge mostrarnos lo mejor: abandonar por fin lo ilusorio y emplear eficazmente nuestras fuerzas en mejorar el mundo.  Además, se presenta con la pretensión del verdadero realismo. 

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CUATRO NUEVOS RETOÑOS CARMELITANOs

Cuatro nuevos hermanos Carmelitas de San José: Gabriel Corzo, Carlos Andrés Sánchez, Jhon Jairo Angulo y Edgar Rodríguez, iniciaron su noviciado el día 2 de febrero del 2020, en la Ciudad de Dios de Villa de Leyva.  

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LA PRIMERA, LA ÚNICA Y LA ÚLTIMA

El misterio de Belén llena el corazón de infantil alegría y de un gozo indecible que nos transforma desde dentro y nos lleva a querer expresar lo mejor de cada uno, comunicando nuestro amor a los demás. Por unos pocos días, el planeta vive con mayor fuerza la invitación de Jesús a hacernos como niños (Mt 18, 1-11). Es quizás, para la mayoría de los seres humanos, la mejor época del año para expresar sentimientos y buscar la unidad y comunión de la familia, generalmente en torno al misterio del pesebre, a la mesa compartida, a los regalos como manifestación exterior de los sentimientos más profundos que nos mueven en el interior.

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PENSAR EL MENSAJE DE SAN JUAN DE LA CRUZ

“Una esposa que te ame, mi Hijo, darte quería, que por tu valor merezca, tener nuestra compañía y comer pan a una mesa, del mismo que yo comía, porque conozca los bienes que en tal Hijo yo tenía, y se congracie conmigo de tu gracia y lozanía. -Mucho lo agradezco, Padre, el Hijo le respondía-; a la esposa que me dieres  yo mi claridad daría, para que por ella vea cuánto mi Padre valía, y cómo el ser que poseo de su ser le recibía. Reclinarla he yo en mi brazo, y en tu ardor se abrasaría, y con eterno deleite tu bondad sublimaría”(Romance, In principio erat Verbum, can. 3)

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