FUNDACIÓN SANTA TERESA
El 19 de marzo del 2003 dimos inicio a la Fundación, contando sólo con nuestra fe, confianza en Dios y su mediador y ecónomo de la Obra, San José, a quien debemos grandes favores.
Aunamos esfuerzos, golpeamos a la puerta del corazón de los amigos y sus brazos se abrieron generosamente, cada uno colaborando con lo que desde sus posibilidades podía. Dios se encargó del resto.
Un día, el Señor permitió que Don Antonio Montaña, hombre dedicado al servicio de todo aquel que lo pueda necesitar, se cruzara en nuestro camino y juntos nos empeñáramos en una bella y emocionante aventura de fe, que originó el sueño que hoy se convierte en realidad. Soñamos con la construcción de un espacio de amor y paz, en el que los niños pobres fueran educados y crecieran felices; los ancianos terminaran sus últimos días arropados por el cariño, la asistencia y la comprensión de muchos. Espacio en el que las familias volvieran a luchar por los valores de la oración, la unidad, el diálogo y el calor de hogar; también soñamos con la posibilidad de brindar un techo digno para nuestros pobres y la posibilidad de un empleo para aquellos que desde el Señor desean generar espacios de comunidad y cambio. Un lugar donde los laicos pudieran crecer en comunidad viviendo en experiencia de fe, oración y servicio. Lo más importante, que todo ese sueño estuviera fundamentado en la vivencia del evangelio, la fraternidad y la experiencia de oración, encarnados en la realidad concreta de nuestro pueblo pobre, tan amado por Jesús.
Demos brevemente una mirada a la historia
Nuestra primera labor se realizó en el barrio San Martín, ubicado en la vereda de Cañuela, a 7 Kms de Villa de Lyeva. Allí encontramos un espacio formativo ideal para que los novicios carmelitas tuvieran un contacto con nuestra gente más necesitada. En el año 2001 iniciamos labores de catequesis, formación humana y cristiana, actividades recreativas y deportivas, celebraciones religiosas y fechas importantes de la comunidad del Barrio. En el mismo, con la ayuda de Dios y el trabajo de todos, pudimos construir la, así llamada, “Casita de Nazareth”, para una familia necesitada. En el 2002 se construyó una segunda vivienda llamada “Casita de Betania” par otra familia pobre.
Deseosos de conseguir un lugar más cercano para nuestro trabajo, y después de recorrer todos los rincones de Villa de Leyva, llegamos a la conclusión de que era imposible conseguir un pedazo de tierra para hacer la Villa con la que soñábamos, pues no contábamos con los recursos económicos necesarios ya que el precio de cualquier lote de tierra en la Villa es altísimo. Queríamos construir unas casitas para los pobres, pero Dios que también soñaba con nosotros, nos tenía preparada una sorpresa y él mismo fue abriendo todos los caminos para que surgiera nuestra Fundación Santa Teresa de Ávila, obra de sus manos y de la colaboración de personas que, sin mayores recursos, nos van aportando lo que vamos necesitando para seguir adelante.
La FUNDACIÓN nació con dos objetivos:
- la promoción de la espiritualidad, la experiencia de Dios y la oración.
- El apoyo a personas de escasos recursos, ofreciendo educación, vivienda y empleo para las familias, adultos mayores y niños más desprotegidos, pertenecientes a estratos 1 y 2 de la población.
Algunos Logros:
En el mismo año de la fundación, 2003, compramos un lote de 20.000 m2 para la construcción de la Villa Santa Teresa, localizada a un kilómetro de distancia de la plaza principal. El negocio lo hicimos sin contar con ningún recurso económico, teniendo para pagar este lote sólo nuestra fe y confianza en el Señor y la intercesión de San José. Fuimos tan bendecidos que lo pagamos antes del plazo que nos habían dado. Las bendiciones del Señor se multiplicaron y todos los días veíamos un milagro del Señor.
Posteriormente adquirimos otros dos predios para obtener el acceso a la vía pública y el espacio necesario para los parqueaderos y la planta de tratamiento de agua. En este último caso acudimos a Santa Teresita y de nuevo a San José. Compramos el lote sin dinero. Un día una señora me dice: durante meses he estado gestionando para conseguir una donación para la Fundación y ya está lista. Era justo el dinero que necesitábamos para pagar lo que debíamos.
Construimos un reservorio para el regadío de los cultivos, y con la tierra extraída, fabricamos 17.000 adobes para las diferentes construcciones. Una anciana española, poetisa mística, nos donó tres millones de pesos. Como era fin de año decidimos invertirlo en el hierro que necesitábamos antes de que subiera de precio al inicio de año. También nos donaron bultos de cemento y comenzamos la construcción, pensando en que trabajaríamos una semana y pararíamos la obra. Eso fue en diciembre de 2003 y hasta ahora no hemos suspendido los trabajos. Cada semana la Providencia se nos hace presente con lo necesario para la nómina y los gastos de materiales. Vivimos de milagro en milagro y San José se encarga de hacerlos efectivos.
Ante el clamor de una madre necesitada, el 23 de agosto de 2004 la Fundación acogió a la señora Luz Mary Ruiz con sus cinco hijos y le brindó una humilde y provisional vivienda. Posteriormente llega otra familia, la Familia López que también es acogida en la Fundación y vive con nosotros.
El 20 de junio del 2004 iniciamos la construcción de las bases de los talleres, convertidos luego en preescolar, y también las bases de la casa de ancianos y de la capilla.
Después de muchas dificultades comunitarias surgidas, se optó por liquidar la Fundación y dar el lote a una familia campesina para que se beneficiara de él. Pero Dios tenía otros planes. El provincial me citó al consejo del 19 de julio para que expusiera el trabajo que se venía realizando. El proyecto de la Fundación tuvo gran acogida y fue asumida por la provincia, de tal manera que pasaba de ser una obra del noviciado para serlo de toda la Provincia.
El 6 de septiembre de 2004 el obispo de la Diócesis, Mons. Luis Felipe Sánchez Aponte, aprobó la Fundación y le otorgó la personería jurídica, cambiando de razón social, de civil a eclesiástica, tomando el nombre, ya no de Teresa de Jesús sino de Teresa de Avila.
Como respuesta espiritual a la participación de los laicos en la obra, nació la Comunidad Manantial de Vida que en el futuro se encargaría de animar las actividades de la Fundación.
Para final de año 2004, el Señor nos tenía un regalo maravilloso, cuando intentábamos dar respuesta a las necesidades de tantos niños necesitados, tuvimos la oportunidad de conocer al director de Comfaboy, Doctor Hector Orlando Rodríguez y a sus colaboradores inmediatos, que estaban deseosos, ellos también, de encontrar un lugar para desarrollar sus actividades de ayuda a la niñez más necesitada. Inmediatamente, El 24 de diciembre, como traído del Niño Jesús, firmamos el contrato para desarrollar conjuntamente los programas de asistencia a los niños pobres de Villa de Leyva, y fue así como nació el preescolar “El Jardín del niño” que inauguramos el 12 de febrero del 2005. Pronto entraron a él 25 niños y augurando un futuro con mucha más capacidad.
Sueños de Futuro
Construiremos una casa para ancianos pobres y enfermos, que vivirán en la Villa; concluiremos la construcción de la capilla que servirá de aula múltiple en la que además de los servicios religiosos que se realizarán allí y el trabajo con los grupos de oración y de retiros, tendremos algunas actividades formativas para las familias.
También tenemos proyectada la construcción de talleres para el trabajo comunitario; Casa de oración y algunas viviendas para familias pobres de nuestro pueblo, cada una con una parcela para el cultivo y/o crianza de animales, junto con la creación de unidades de producción agropecuaria y/o pequeña industria, desarrollando paralelamente un proceso de formación integral y desarrollo del talento humano, buscando que los beneficiarios sean parte activa de su proceso de crecimiento espiritual y familiar. Queremos que este proyecto esté fundamentado y cimentado en la experiencia de Dios como fuente de todo progreso humano y divino y en la promoción integral de las personas y las familias.
La Villa se construirá como un signo de esperanza y de la presencia del Señor y su evangelio en medio de los pobres. Necesitamos la colaboración de todos, son múltiples las necesidades pues el proyecto está presupuestado en unos 1900 millones de pesos. Toda colaboración es de suma importancia, aunque sea pequeña. Juntos lo podemos lograr, en el nombre del Señor.
Nuestra gratitud inmensa para cada uno de los que con tanto amor nos han colaborado. Sus nombres los colocamos ante el Señor para que sea El su recompensa. “Todo lo que hiciéreis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hacéis” (Mt 5,25), dice el Señor. Somos privilegiados al tener la gran oportunidad de tender la mano para ayudar a un pobre en el nombre del Señor; no perdamos esta oportunidad; donémonos nosotros mismos, gastemos nuestra vida al servicio del Reino y Jesús será nuestra recompensa.
José Arcesio Escobar E. Director de la Fundación.