VERDADERA PASCUA EN LA CIUDAD DE DIOS DEL ARCO IRIS

Muchas alegrías hemos experimentado en la vida y el bullicio de las Ciudades de Dios.  Sin embargo, la inauguración de las nuevas instalaciones de la Ciudad de Dios del Arco Iris con la bendición del oratorio, fue algo extraordinario.

 

Esta es la primera Ciudad de Dios dirigida por  Carmelitas Laicos de San José, en la que dos de sus miembros, Teresa y Geminsa, le están entregando  su vida al Señor, sirviendo a las niñas y niños campesinos que viven muy lejos del centro urbano de Ospina Pérez.  Ellas les ofrecen un hogar para vivir durante los días de la semana para que puedan asistir al  colegio.   Pero además,  los orientan espiritual y académicamente para que luego puedan continuar sus estudios universitarios en la capital de la república, asistidos también en otra Ciudad de Dios, la de La Gloria en Bogotá, por las Hermanas Carmelitas Misioneras.

La inauguración

El pasado 2 de mayo, salimos de Villa de Leyva en gran romería, dispuestos a celebrar el cambio de vivienda concedido a esos niños; de un oscuro, quizás tenebroso edificio de la antigua cárcel del pueblo, por una finca maravillosa sobre una de las colinas que circundan el poblado y frente a una  hermosa serranía en el sur de la cordillera central.

Recibidos por el Arco Iris

El 4 de febrero del 2015, cuando inauguramos por vez primera esta Ciudad de Dios con el nombre de Niños del Campo, portentosamente se formó en el cielo un arco iris, pequeña ventana de los siete colores,  gran símbolo de alianza entre el Señor y las  Ciudades  de Dios.  Por eso, el Padre José Aecesio decidió cambiar el nombre de Ciudad de Dios Niños del Campo, por el de Ciudad de Dios del Arco Iris.

Y como para reconfirmar la fe y la alegría en la tarde de este 2 de mayo del 2017, cuando arribamos  a las nuevas instalaciones de la Ciudad de Dios, nos sonreía un hermoso trozo de arco iris, desde el occidente.  Pero en seguida, otra vez la ventana de colores, muy similar a la de la primera fecha de inauguración,  nos apareció entre las nubes del horizonte  oriental.  Lo increíble, tanto aquella vez de la fundación, como ahora, las condiciones climáticas no eran para un arco iris.

La procesión de Bendición del oratorio 

Al día siguiente, 3 de mayo, en horas tempranas nos fuimos por el sendero, que después del rio, atraviesa  un pequeño bosque antes de subir la escalinata de enramada para llegar al pueblo, a recibir el obispo, Monseñor Froilán Casas,  y asistir a la misa solemne.  Luego salimos en  procesión con el Santísimo, desde el templo del pueblo, hasta la Ciudad de Dios.

No imaginábamos el entusiasmo y participación de toda la gente que se vino en marcha por la carretera,   acompañando  el Santísimo Sacramento; llevado a la ciudad de dios del arco iris para permanecer allí como el huésped más importante de esta pequeña y maravillosa ciudad de Dios, ubicada en las  fértiles e imponentes colinas que rodean el centro poblado de Ospina Pérez.

El padre José Arsecio portaba la custodia con Jesús Eucaristía, guardado por el obispo y los sacerdotes que concelebraron, seguidos por el  gran número de campesinos hermosos, quienes con sus cruces conmemorativas del tradicional tres de mayo y los múltiples canticos, celebraban agradecidos al señor su presencia, garantía de la permanencia de la Ciudad de Dios como un signo de fe, esperanza y amor.

Al llegar a la capilla, que lleva por nombre la Sagrada Familia, monseñor Froilán la bendijo y después de unas efusivas palabras de admiración y apoyo a esta obra que pertenece  a la comunidad de los padres carmelitas, colocó el Santísimo Sacramento en su nueva casa, sagrario de adoración y encuentro íntimo con Jesús.  Luego bendijo, desde los atrios de la capilla,  la gigante y majestuosa cruz que una familia del lugar fabricó y colocó en la cima de la colina  más alta de la Ciudad de Dios.

Fiesta de toda la tarde

El gozo de todos fue indecible; desde Monseñor Casas, quien admiró la construcción en guadua y la serena estancia de paz y belleza, hasta las niñas y niños que disfrutan cotidianamente de este su segundo hogar.  La fiesta continuó y la celebración duró toda la tarde, generándose un fraterno compartir en torno a la enorme olla de “sancocho”, preparada con la ayuda y colaboración de muchas personas del lugar.  Y nuestra Hermana Cécil, del Carmelo Apostólico, no podía quedarse sin asombrar a todos con sus trucos mágicos de cartas.

ASÍ EL PASADO 3 DE MAYO, UN NUEVO SAGRARIO SE ABRIÓ EN UNA DE LAS CIUDADES DE DIOS Y EL SEÑOR TOMO POSESIÓN DE ESTE LUGAR COMO AMO Y SEÑOR DE TODO Y DE TODOS.    

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