LA MADRE CRISTINA DE LA SAGRADA FAMILIA

La madre Cristina, carmelita descalza del monasterio de Pereira, fue una religiosa llena del Espíritu Santo, que vivió una vida silenciosa, sencilla y oculta en su Carmelo.   Ella  gozó de la presencia permanente del Señor  y  de manifestaciones de mucha cercanía con Jesús, quien se le revelaba con frecuencia y hablaba a su alma.  

 

Él le regalaba gracias místicas que ella supo guardar bien  en su corazón y  alimentarse de ellas para su ministerio orante en bien del Carmelo y la Iglesia universal.
Por obediencia escribió algo más de un centenar de cartas, en las que plasmó las vivencias místicas de contacto profundo y comunión con el Señor, con la Virgen María y nuestro buen patriarca San José.
Presentamos, para nuestra reflexión y aprovechamiento espiritual, algunos fragmentos de sus escritos:

Pereira, Noviembre 14 de 2010

Alabado sea Jesucristo 
Ahora te confío mi secreto;  sí, mi secreto;  la novedad, mi nueva vida en el “fondo del abismo sin fondo”.  La nueva manifestación Trinitaria.
Cuando el Señor Jesús asumió de nuevo mi pecado, imprimía también en mi alma la certeza de que algo nuevo estaba sucediendo. Eso fue retomar mi alma,  donde ya moraban los tres en posesión, para hermosearla a su gusto y manera, desde el mismísimo centro, con su preciosa sangre; haciendo de ella una morada menos indigna de la Trinidad. ¡Oh! La obra del Señor Jesús amado y esposo de mi alma: conducirnos siempre al Dios Trino desde Él mismo que es el camino, la verdad y la vida.
Lo amo tanto y con su mismo Amor , pues es mi esposo y somos uno.
Y vamos al paso de Dios por mi alma como tiniebla luminosa envolvente.  Era Él, el Dios de mi vida, de esto yo tenía la certeza. Era Él, los tres,  que tomaba posesión de todo mi ser, desde allá desde el más profundo centro y para siempre. Esto sucedía los días de la novena de la Santa, y para la fiesta del 15 ya se había dado la plenitud de Dios en mi alma, la unión, el cielo en la tierra. Desde entonces vivo en El, mansión de paz, gozo espiritual, luz esplendorosa y sin ocaso: allí Dios es todo para el alma, es el centro del alma, y el alma es toda para Dios;  no hay que salir a buscarlo, todo es presencia mutua, ilimitada y además se habla el lenguaje del puro y callado amor. No hay que orar, todo es contemplar la vida íntima de los Tres, ese es el cielo en la tierra. ¡ Oh! Contemplar al Verbo Amado del Padre y el Espíritu que es el increado amor. También allí se da la nueva mirada angustiosa y doliente por todos los hermanos que sufren; por todos, por nuestros amigos todos; y digo mirada o sentimiento porque allí no hay que más hacer.  No, no; se ha terminado el lenguaje de la tierra, nuestra humana comunicación,  para dar paso a la presencia tierna y totalizante de Dios.
Arcesio, me siento habitada totalmente por Dios, ya no vivo yo, es Él quien vive en mí; todo mi ser va desapareciendo porque ha sido invadido por Él.   Es también un Tesoro que guardo en secreto, un tesoro guardado en vasija de barro.
Arcesio, te amo infinito,  desde Dios, desde el Dios Amor que nos habita.

Menor hermana en el Señor Jesús, Cristina


 Carmelo de Pereira,  26 de febrero de 2011


“Aquí me tienes de nuevo tratando de traducir,  como siempre a palabras humanas,  las realidades  celestes que en mi alma se van sucediendo.
Si, a partir del 29 de Enero,  el Señor Jesús Resucitado continúa solícito en su misión de conducirme de nuevo al Padre y revelárseme  a sí mismo. Ha sido pues un conducirme por dimensiones desconocidas, hasta el mismo ser de Dios, allá donde Dios es lo que es; misterio insondable que constituye la felicidad de los sencillos y pequeños acá en la tierra y de los bienaventurados en el cielo.
¡Oh! Qué solícito he percibido al Señor Jesús en estas manifestaciones de su amor y  su ternura.  Sí; la fuerza del amor lo está urgiendo a cumplir su misión,  ya en las últimas etapas de mi vida.  Parece necesitado de enseñarme que Él es el camino único que conduce al Padre  y que debe conducirme pronto, cuanto antes; claro que ya lo ha realizado en parte, pero lo de ahora es tan definitivo.   ¡Y que humano lo he percibido!  que cercanía, que ternura.  Ha sido una manifestación de su humanidad, un desvelar el misterio que lo constituye Dios y Hombre.   Dios y Hombre a la vez; ya resucitado, claro.
De la manera más tierna y comedida me invitó al cielo al encuentro con Dios,  misterio fascinante que antes me había revelado. Tan insistente ha estado, que pienso lo pronto que pueda darse este acontecimiento. Será un cerrar los ojos a tantas maravillas que han constituido mi vida y su peregrinar, para abrirlos a la revelación definitiva del Dios Trinidad en quien habitaremos para siempre.
No todo ha terminado aquí.  Ha querido también el Señor Jesús revelarme algo muy lindo y significativo, ya lo verás.  Hace años me acompaña la certeza de ser una con Él y con Él  vivir oculta, pero muy oculta, dentro de Dios.  
Esto ha sido mi felicidad; pero ahora, no hace mucho, colocó en mi alma, como amante esposo, el deseo de saber dónde , concretamente,  me tenía ubicada y mi alma se lo preguntó.  Él,  en respuesta, abrió su pecho de Dios y hombre resucitado para responderme que me tenía dentro muy dentro de su corazón  radiante, desbordante de amor y ternura, de luz indeficiente, increada, luz que ilumina todo lo creado y alimenta a los bienaventurados con su esplendor.
Hoy 26 de Febrero luego de comulgar, el Señor Jesús, tomando de nuevo mi alma  en un estrecho abrazo  la  ha unido a Él y me ha introducido  en su resplandeciente misterio.  ¡Soy de nuevo una con Él!  Y  como si esto fuera poco,  también me ha introducido en la adorable Trinidad.  ¡Sí,  sí!  Para allí darme la certeza de que Él es uno con su Padre,  según nos lo enseña la fe que profesamos en la Madre Iglesia y nos lo revela la Sagrada Escritura.  “Le dice Felipe: Señor muéstranos al Padre y nos basta.  Le dice Jesús: Tanto tiempo estoy con vosotros y no me conoces, Felipe?  El que me ha visto a mí ha visto al Padre.   Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre? “ No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?”  (Jn 14, 8-10).
Ésta verdad, confirmada hoy por Él mismo, ha sido luz en mi camino desde mi juventud; porque si el Padre y Jesús son uno, y  yo vivo y estoy en Jesús, entonces vivo en el Dios Trinidad. ¡Maravilloso!   Bueno, tiempo llevo amando al apóstol Felipe; diré que es uno de mis preferidos y me pregunto: ¿por qué a él ésta revelación tan profunda?   Sería un joven receptivo, silencioso, orante; de verdad que lo amo,  por lo que este misterio siempre ha significado para mí”.


 

 

Últimas notas escritas  desde la clínica


Abril 14 de 2011
Señor Jesús amado esposo de mi alma, ya lo ves, en medio de tantas limitaciones y dolores no he perdido tu mirada bondadosa y misericordiosa;  ella al igual que tu fortaleza me han acompañado en los momentos críticos y los menos críticos. 
Me has permitido así acompañarte en la subida al calvario, en la cruz, en tu agonía y tu muerte; unir mis sufrimientos a los tuyos y tratar de que esto,  tan poco como es lo mío,  tenga la proyección que  Tú sabes y deseas de ellos;  “todo ya lo conoces, conoces sí,  más allá del fondo de mi alma”.  Tanto he pensado en las palabras de la consagración “tomad y bebed esto es mi sangre derramada por muchos.”
Me falta la fortaleza en mis manos y lucidez en mis palabras pero ahí va lo que  ahora puedo.
En algún  momento me encontré tan cerca de los Tres que ni sentía dolores ni angustias;  pero ya lo demás  ha sido mucho sufrir por el Sr  crucificado y la salvación de tantos,  tantos.
Semana Santa.  
Dios de misericordia, de perdón, de amor.  Todo ha sido un vivir la recta final de la vida;  me he encontrado entre el cielo y la tierra, más del cielo que de la tierra, totalmente unida al Sr Jesús mi Dios, mi esposo, mi amigo del alma;  y en Él, hijo amado del Padre, totalmente unida a Dios.  Para que  se dé definitivamente,  sólo falta un romper la tela del encuentro ¡ Oh! que cerca estoy ya de esto; todo habrá pasado, solo Dios permanece y sólo por Él vale la pena vivir y sufrir.  
Sí he sufrido con Jesús,  y  en Él,  por el mundo entero.   Somos en Él y con Él, corredentores.  Es Él el hermano mayor, el que redime; pero nos necesita a nosotros sus hermanos para continuar su obra redentora.

Domingo de resurrección 
Dolor- toda la noche-sangre, plaquetas, todo;  que importa transfundir la sangre del Señor resucitado a toda la humanidad;  qué misión más bella, transfundir la vida de la gracia a todos.

Miércoles de pascua 
Desde ayer me he sentido en las serenas y pacíficas playas de la eternidad.   ¿Hasta cuándo Señor será esta situación? Claro que mi sufrimiento no es  en vano;  ¿no soy una con el  Sr resucitado? Pero espero confiada un milagro de Juan Pablo Segundo,  porque hasta ahora no hay esperanza humana- domingo, domingo, Juan Pablo un milagro.

Jueves pascual
Pensé anoche tantas cosas lindas: irme al cielo con el Sr Jesús, en silencio sin que nadie lo perciba, pero si Él no lo quiere aún, esperemos confiadas. Seguir viviendo de milagro, con sangre donada, que lindo;  y que lindo saber que la propia la he entregado gota a gota por la Iglesia, especialmente por los Sacerdotes.   Señor, acepta mi sacrificio, mis tantas limitaciones.  Se trata de una nueva etapa en mi vida, es la que Tú quieres. 
No puedo escribir ni pensar mucho, pero acepta mi voluntad de obedecer sin entender por qué ni para qué;  soy tuya hoy más que nunca.  Conoces hasta el fondo de mi alma y el fondo eres Tú mismo tú eres mi ahora.
Deseo la salud.  Sí, estoy pidiendo a Juan Pablo la dicha de un milagro el domingo.   ¿Por qué no un milagro?   Si es el momento, es sí para gloria de Dios.  Hasta hoy jueves me encuentro muy fortalecida pero los estudios son desalentadores.   Continúo esperando.
Jueves, qué locura de notas- estoy aún tan limitada, con la esperanza de sanar, con la esperanza de un milagro, pero  en realidad espiritualmente soy más del cielo que de la tierra; un romperse la tela y lo de acá habrá pasado.  ¡Oh! mi hora se aproxima posiblemente, la espero pero… cómo será? En tus manos Señor encomiendo mi espíritu.

En sus últimos días:
“El amor hace nuevas todas las cosas” sí, el amor, Jesús es nuevo, es que brota de la Cruz, ese es nuestro amor nuevo, transparente, celestial, divino.  Somos uno, me has transformado en ti por medio de la Cruz, de un intenso sufrimiento me has transfundido tu divino  amor para que lleguemos a la plenitud; somos uno, te poseo y me posees, nadie  sino tú conoces sin medida, que no es medida humana, sino plenitud divina.
Acudí a Juan Pablo implorando un milagro, de eso se trata, aunque humanamente se estén agotando los medios humanos, mañana sabremos cómo pudo darse alguna mejoría.
Por otra parte pienso que se va acercando el momento del encuentro, que no tardará mucho, por eso, cada noche te invito Jesús para que nos vayamos solitos, en silencio, que miradas humanas no se interpongan en nuestro encuentro y que nada ni nadie sufra lo más mínimo, por una larga agonía.
Mayo 2
Jesús amado de mi alma, aún no puedo escribir. Qué limitada me encuentro, me fatigo a veces tanto, pero sufro lo que falta a la pasión de Cristo, por los sacerdotes; por tu cuerpo místico que es la Iglesia.
“Jesús ten piedad de nosotros y del mundo entero.”
Jesús cómo pagar a estas Madres de la Mansión que me han acogido con tanto amor y misericordia?  Tú, solo tú puedes pagarles.
Mayo 3
Jesús no te he escrito hoy, aún estoy mal, aunque voy mejorando, seguramente. Amo mi situación de limitación, de pobreza, pero Tú eres  mi fuerza y mi riqueza.  
Hasta cuando Jesús, hasta cuándo?
Estoy en Ti resucitada, glorificada, transformada, esto es maravilloso y rarísimo, es una nueva vida en Dios, el comienzo del fin.
Domingo día de la madre
Amanecí bien gracias a Dios. 
Porque el de ayer fue muy duro, sangre  y más sangre.   Jesús,  transfunde tu amor a todos los que tanto necesitan de Ti.
Lunes
Te amo Sr. Jesús con tu mismo amor, que sea lo que Tu quieras y como lo quieras, permaneceré en TU  voluntad  santificadora. 


 

Carta a Gloria Vivas, enferma también en sus últimos días y a quien la Madre Cristina no conoció nunca personalmente…

Mayo 11 de 2011
Mi querida y siempre recordada Gloria.
El Señor Jesús sea contigo.  Por Helenita me he enterado de tu salud tan quebrantada en este momento: cuánto lo siento.  Sufrir no es lo mejor, lo más agradable al ser humano, pero sufrir con paciencia, con la mirada puesta en el Sr. crucificado es algo tan positivo y dignificante para el hombre, es tan sublime que vale la pena empezar desde ya ésta admirable tarea de ir  lentamente configurándonos con el Sr. Jesús , por medio del sufrimiento.
Gloria, poco a poco, sin hacer esfuerzos sobre humanos, trata de unir tus sufrimientos a los del Señor Jesús crucificado; trata de permanecer unida íntimamente, unida a Él que tanto sufrió por nosotros.  Gloria los vacíos de nuestro corazón los llena solamente Dios, Dios misericordioso, bueno y amante; Él te ama y te comprende más de lo que tu puedes imaginar;  está presente en tu alma, más de lo que puedas pensa;  es Él la realidad que vale la pena alcanzar en toda su totalidad, para en Él encontrar, la paz del alma.
Gloria, te dejo sin dejarte, recibe mi compañía espiritual.
Helenita te dará mi estrecho abrazo. 
Hna. Cristina

Carta No. 118, para el padre José Arcesio Escobar, cuatro días antes de su muerte 
La Mansión mayo 12 2011
Arcesio sacerdote de mi alma.
Gracias por tu carta, regalo de Dios en estos momentos de mi vida; gracias, muchas gracias por lo que ha significado tu amistad desinteresada y luminosa en mi vida; eres y lo serás en el cielo, mi hermano, amigo y sacerdote de mi alma: gracias, qué bella amistad centrada totalmente en Dios desde el principio hasta el fin; en el amor de Dios fuerza irresistible que nos ha conducido siempre de su mano.
Y como en el cielo continuaré  la misión de ser tu hermana menor en la presencia de Dios, deberé permanecer en continua comunicación,  especialmente con San José para que te ilumine y cumplas siempre la voluntad de Dios.  Para que descubras en cada momento que,  lo que calificas como locuras tuyas,  son las locuras de Dios que muere de felicidad cuando alguien como tú se gasta y desgasta en el servicio a los hermanos.  
Arcesio, Dios te habla con toda clarida y  te comparte lo que de ti desea: tus obras, por no ser obras  humanas sino obras de Dios, deben contar siempre con aquello que por doloroso llamamos cruz;  será un no comprender, un no encontrar a tiempo un apoyo, una falta de luz para discernir lo más conveniente en el momento, etc.  Esto es la parte humana y dura del servicio a Dios en sus grandes obras.  Por favor, no desmayes, continúa en la lucha; confía, pués  Dios está contigo permanentemente: eres un hombre de Dios, sacerdote por vocación, plantado en la tierra para el servicio, así como un árbol frondoso para dar fruto abundante.   No temas;  él te guía, te conduce, ilumina tu caminar, insiste, te necesita.  Mira, te necesita; cuando todo aparezca oscuro vete muy cerca al sagrario recuérdale que eres su instrumentos sencillo y disponible y espera su respuesta más temprano o más tarde, que te  llegará.
Dices que estás lejos de alcanzar tu ideal contemplativo.  Nada de eso;  el Sr. Jesús acaso necesitó algo más para serlo? Acaso su vida pública no era tiempo de contemplación? En su alma, en su interior, permanecía unido al Padre .  Tu estás cumpliendo la voluntad de Dios paso a paso;  no sufras mucho por eso y  continúa haciendo lo que Él te pide cada día.
La carpintería espiritual de San José es tu espacio para encontrarte con Dios continuamente; pero también,  a ti Dios te va entregando otros espacios, otras obras; te confía la vida de tantos pequeños abandonados, la vida de tantas madres que sufren, de tantos ancianos, de tantos, tantos pobres y  mas aún, de aquellos que  necesitan ayuda espiritual, consejo y orientación.  Por favor, tantos te necesitan. ¡Que  carpintería!  ¡Más moderna que la de San José!
 Por hoy termino, me voy casando, mañana continuaremos si Él lo quiere.
Cristina

Carta No. 119, la última carta, el último escrito, tres días antes de su muerte 
Mayo 13
Arcesio: 
Hoy me he despertado a las 3 a.m. para comunicar a la Madre y hermosura del Carmelo, a la madre de Fátima, todos tus mensajes y necesidades: le he dicho pues que te estreche entre sus brazos y no te deje escapar de allí porque eres su hijo amado, no el pecador y descarriado.   Eres el hijo, su hijo carmelita muy amado, el que desea una comunicación más íntima y contemplativa con el Sr. Jesús a cada momento.  También le he recordado las muchas necesidades de las Ciudades de Dios, de las cuales Ella es la madre y como tal debe proteger, bendecir y conducir según la voluntad de Dios.
Hoy  te hablaré algo de mis relaciones con el Sr. Jesús: debo hacerlo, debo comunicártelo a ti que eres el sacerdote de mi alma.   Arcesio; es  increíble, impensable e inimaginable lo que se ha obrado en mí; todo,  a partir de ésta situación de enfermedad. Viviré? Moriré? Ésto será lo más probable;  pues bien; un lavado cerebral se ha producido en mí, algo que  no comprendo, acaso por la enfermedad.  Sí,  seguramente, lo cierto es que, de mi vida pasada nada recuerdo, nada absolutamente nada, así sea de mi vida espiritual;  estoy toda  en blanco, olvido total.  ¿ He pasado de la tierra al cielo? Aun no, pero sí a una vida bien distint; a una comunión o transformación con el S. Jesús resucitado: ahora más que nunca y de manera definitiva soy una con Él; lo  paso,  pues,  a la espera del encuentro definitivo que no tardará mucho. 
Cristina

La madre Cristina entregó su alma al Padre Dios, el 16 de mayo del 2011, en Medellín donde fue llevada desde Pereira al convento de las madres Carmelitas de La Mansión, en busca de tratamiento médico.
Consideramos a la madre Cristina como un miembro fundante y fundamental de nuestra Fundación Santa Teresa de Avila. Ella vivió íntimamente unida a todo el proceso que el Señor fue realizando en la vida y construcción de todas las Ciudades de Dios. Con su oración permanente nos acompañó en esa aventura de fe y amor,  y estamos seguros que desde el cielo nos sigue apoyando permanentemente en todo lo que, en el nombre del Señor, emprendemos.
La casa de oración y retiros de la Ciudad de Dios de Villa de Leyva, en honor a ella, lleva su nombre:  CASA MADRE CRISTINA.