EL GENERAL DE LA ORDEN DE CARMELITAS DESCALZOS, CONGRATULA A LA FUNDACIÒN SANTA TERESA CON MOTIVO DE SUS 15 AÑOS

Roma, 19 de marzo del 2018

 

A los miembros de las Ciudades de Dios

Colombia

 

Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma,

como para servir al Señor y no a los hombres:

sabiendo bien que recibiréis del Señor en recompensa la herencia.

Servid a Cristo. (Col 3,23-24)

 

Con estos versículos de la lectura de vísperas de la Liturgia de las Horas de la fiesta de San José, van también mis saludos a ustedes y a toda la Provincia de Colombia, en este día en que celebramos con toda la Iglesia la fiesta del “Providencial Patrono de nuestra Orden”, el cual fue fiel en el servicio a la Sagrada Familia.

La fiesta de este año se reviste de una conmemoración especial: el décimo quinto aniversario de la Fundación Santa Teresa, la cual lleva adelante las obras de las Ciudades de Dios. Como obra social de la Provincia de Colombia, es un buen testimonio de que a partir de la oración deben de nacer obras, según nos enseña nuestra Santa Madre Teresa. Ella en su tiempo oró, sufrió y trabajó por las necesidades de la Iglesia, no ahorrando fuerzas para promover el bien.

Y de su amor profundo por Dios, nació su voluntad de contribuir con “lo poquito que era en ella” para el bien de los demás, pues “quienes de veras aman a Dios, todo lo bueno aman, todo lo bueno quieren, todo lo bueno favorecen, todo lo bueno loan, con los buenos se juntan siempre y los favorecen y defienden; no aman sino verdades y cosa que sea digna de amar” (Camino 40,3).

Según estas dos referencias teresianas, “las obras cualifican la experiencia orante” y “los que aman a Dios se juntan para procurar el bien”. Me parece que las Ciudades de Dios son de alguna forma frutos de esta experiencia, a la vez que la respuesta que ofrece el Carmelo de Colombia al reclamo del papa Francisco a la Iglesia universal a “no olvidar el vínculo inseparable que existe entre nuestra fe y los pobres”. El servicio a los pobres es una obra de amor, y quienes de veras aman a Dios, con los buenos se juntan para servir, “no tanto a los amigos y vecinos ricos, sino sobre todo a los pobres y enfermos, a esos que son despreciados y olvidados, a ellos que hoy y siempre son los destinatarios privilegiados del Evangelio”. Siguiendo el modelo del Divino Maestro, quienes de veras aman deben estar dispuestos a dar la vida por amor, y ayudan a tantas gentes a curarse o a morir en paz, se desgastan en la educación de los niños y los jóvenes, cuidan ancianos abandonados por todos, tratan de comunicar valores en ambientes hostiles... Todo este servicio que implica no poco sacrificio, es signo del Reino que Jesús vino a traer (cf. EG 48 y 76).

Por toda esta obra de amor y de servicio, me uno a ustedes en agradecimiento al Señor por todo el bien que se hace en las Ciudades de Dios; ya que Él es la Fuente de donde procede todo el bien que hacemos (cf. 7 Moradas 2,5). Damos gracias al Señor también por los que llevan adelante este servicio con sus oraciones, con el servicio voluntario, y con el soporte económico de los bienhechores. Particular agradecimiento a los miembros de la Asociación Carmelitas de San José, por su dedicación a tan importante y necesario servicio de misericordia realizado en las distintas Iglesias particulares donde están ubicados.

Pido el Señor que siga sosteniendo esta obra con la intercesión de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, del providentísimo San José y de nuestra Madre Teresa de Jesús.

 

Fraternalmente,

 

Fr Saverio Cannistrà OCD

Prepósito general de los Carmelitas Descalzos