DE GRACIA EN GRACIA
¿Qué habría yo de imaginar, que para la solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María, estaría yo revestida y entregándome a ÉL, con tal confianza y certeza, como ha ocurrido?...Hace exactamente un año me encontraba todavía en Europa, recorriéndola al vaivén que caracterizaba mi vida; entre lo ecuestre y la oración antes de darle al Señor el Sí, sin condiciones, a pesar de que mi alma y mi corazón ardían por ese algo. Vagaba sin saber exactamente en dónde se abrirían las fronteras y rincones inexplorados, o de qué forma se realizaría una consagración para, final y definitivamente, vivir mi vida en aquel real del amor divino. Ahora sé, que todo está en lo pequeño de la cotidianidad. La respuesta llegó paulatina, vía carmelitana, de gracia en gracia. Pero la más grande fue encontrar la luz, en La Ciudad de Dios, para las incógnitas de mi vocación. Fueron signos claros y confirmados uno tras otro, que me arriesgaron, sin temor, a la aventura del Amor pleno, de decir ¡Si! sin titubeos y ahondar en lo profundo, que ya estaba dentro, como algo inexplorado, no acogido aún, que casi era como no tenerlo. Poco a poco fue floreciendo aquello desconocido durante los meses de postulantado y hoy, día de tomar el hábito y dar inicio a mi vida religiosa, la gracia florece a modo de sensaciones y sentimientos, nunca antes vividos en el fondo de mi interior para revestir también mi alma.
El gozo más sublime será abrir mi corazón, con la ayuda de Nuestra Madre María, para entregarlo día a día, sin fatiga ni otro anhelo que, simplemente la alegría de responder con inmenso Amor a aquel llamado tenue que mi alma ocultaba, pero ahora poco a poco irá resplandeciendo, se irá dando, se irá fortaleciendo y hallará pleno gozo a medida que irá orando amando y sirviendo.
El hábito es el más hermoso signo externo de lo que va ocurriendo en mi interior. Es una bella expresión al Amor fraterno y misericordioso. ¡Cuánto quiero, es mi más grande deseo, expandirlo al mundo entero!
Solo sé que Él efectivamente es el camino, la verdad y la vida; por Él todo esto se hace real. Por Él es todo esto que me hace sonreír con gozo profundo e inefable y a Él prometo triplicar sonrisas que contagien e inviten a sentirse amados, a vivir por Él, con Él y en Él.
Janine Del Sagrado Corazón de Jesús y María
Hermana Carmelita de Nazaret
Villa de Leyva, 16 de agosto de 2017