DE LA MADRE CRISTINA DE LA SAGRADA FAMILIA

En la Semana Santa, un mes antes de morir (16 de mayo de 2011), en estrecha unión con Jesús, ella escribió:

Abril 14 de 2011

Señor Jesús amado esposo de mi alma, ya lo ves en medio de tantas limitaciones y dolores no he perdido tu mirada bondadosa y misericordiosa, ella al igual que tu fortaleza me han acompañado en los momentos críticos de menos críticos.

 


Me has permitido así acompañarte en la subida al calvario, en la cruz en tu agonía y tu muerte, unir mis sufrimientos a los tuyos y tratar de que esto tan poco como es lo mío tenga la proyección que tu sabes y deseas de ellos, “todo ya lo conoces, conoces sí más allá del fondo de mi alma”, tanto he pensado en las palabras de la consagración “tomad y bebed esto es mi sangre derramada por muchos.”
 Me falta la fortaleza en mis manos y lucidez en mis palabras pero ahí va lo que ahora puedo.
En algún  momento me encontré tan cerca de los Tres que ni sentía dolores ni angustias, pero lo demás ha sido mucho sufrir por el Sr  crucificado y la salvación de tantos, tantos…
 
Semana Santa.  Dios de misericordia, de perdón, de amor.  Todo ha sido un vivir la recta final de la vida, me ha encontrado sí entre el cielo y la tierra, más del cielo que de la tierra totalmente unida al Sr Jesús mi Dios, mi esposo, mi amigo del alma, y en El, el hijo amado del Padre, totalmente unida a Dios; para que esto se de definitivamente solo falta un romper la tela del encuentro, Oh! que cerca estoy ya de esto; todo habrá pasado, solo Dios permanece y sólo por el vale la pena vivir y sufrir. 
 
Sí he sufrido con Jesús en el y con él por el mundo entero, somos en el y con El corredentores, es él el hermano mayor, el que redime, pero nos necesita a nosotros sus hermanos para continuar su obra redentora.